La muerte de alguien que amamos siempre es dolorosa, difícil de aceptar, más aún si es de repente y sin aviso. Cuando sucede, las personas que han sufrido la pérdida no quieren pensar en procesos judiciales, sino en vivir su duelo de la manera que mejor los haga sentir. Es por esto, que la mayoría busca asesoría profesional, para llevar a cabo el papeleo correspondiente, en cuanto a la herencia de la cual disponía el o la fallecida.
El primer paso es solicitar un certificado de defunción, que permitirá iniciar todos los trámites. Al pasar 15 días aproximadamente, se procederá a pedir el Registro de Últimas voluntades, junto con su certificado; este documento demuestra si ha dejado algún testamento o no, para saber de qué manera continuar con el proceso. Una herencia sin testamento da paso a que sea la ley quien determine quiénes serán los que la reciban y en qué proporción, porque no hay manera de verificar cuáles eran los deseos del o la fallecida.
Principalmente, se tiene en cuenta el grado de consanguinidad de las personas, para beneficiarse de los bienes. Hijos y cónyuge, serán los primeros en recibir parte de la herencia; si no hay descendencia, los derechos serán otorgados a los padres. Posterior a ellos, los hermanos y sobrinos, los sobrinos reciben en caso de ser hijos de algún hermano fallecido. Es importante reconocer que, si no hay herederos, el estado será quien se quede con los bienes.
En Estudio Jurídico Breton, estamos a tu disposición para acompañarte durante esta gestión y poder brindarte la información y herramientas necesarias para proceder con este trámite.