El testamento es el acto jurídico que respalda la voluntad de una persona fallecida sobre el destino de sus bienes. Para que esta declaración sea impugnada, es necesario contar con razones válidas y de peso. Únicamente los herederos legales son quienes pueden iniciar con este proceso.
A continuación, mencionaremos varias de las razones por las cuales se puede impugnar un testamento:
- Coacción: hace referencia a la intimidación o engaño sobre el testador para influir en las decisiones establecidas en el testamento. Por tal motivo, los menores de 14 años y las personas con una edad muy avanzada no pueden realizar este tipo de trámites.
- Fuera de la ley: si la realización del testamento se lleva a cabo sin la presencia de testigos.
- Incapacidad mental: el testador no se encuentra en las condiciones mentales adecuadas, lo que puede ocasionar que el testamento se considere nulo.
Por otro lado, existen requisitos fundamentales para poder impugnar este tipo de documentación. El plazo límite es de 15 años, a partir de la fecha en la que el testador haya fallecido; después de ese periodo, se prescribe lo declarado en el testamento y ya no podrán realizar ninguna diligencia. Es importante recopilar toda la documentación y las pruebas, antes de dirigirse al juzgado. Posterior a esto, se da paso a la demanda (el notario y el resto de los herederos, deben estar al tanto).
Para finalizar, el tribunal establece una audiencia, si no se llega a un acuerdo, se da paso a un juicio, en el cual se determina si el testamento es válido o nulo.
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