Como hemos explicado en entradas anyeriores, el testamento es un documento legal por medio del cual una persona determina su voluntad antes de fallecer, con respecto a sus bienes. Es un trámite que se lleva a cabo frente a un notario para que se cumpla con todas las disposiciones y se realice de manera correcta. Es fundamental que el testador cuente con una salud mental estable, que permita demostrar que tiene la suficiente capacidad de tomar sus propias decisiones.
En algunos casos cuando no se tiene pleno uso de las facultades mentales y no existe un diagnóstico al respecto, la responsabilidad pasa a ser del notario quién deberá otorgar el permiso de continuar con el curso del testamento.
Es importante tener en cuenta que si se valida el documento sin comprobar que la persona está en condiciones de plantear su voluntad, se estaría cometiendo un delito de falsedad documental. Lo ideal es cumplir con el control requerido para que no existan opciones de fraude.
Una de las opciones que brinda el estado, es que un juez nombre a un tutor quién sea el responsable del patrimonio y busque proteger los bienes. También puede ser escogido por el testador, si es este quien inicia con dicho proceso. Por el contrario, si es una condición temporal, se dispondrá de ese tiempo para la incapacidad judicial, pero podrá ser revocada dependiendo del estado y la recuperación de la persona.
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