Los testamentos, como ya hemos explicado en entradas anteriores, son documentos que se hacen en vida para expresar la voluntad de una persona al fallecer. Dada su naturaleza pueden modificarse siempre que se requiera, respetando lo que marca la Ley.
Para cambiarlo solo es necesario redactar uno nuevo y puede ser con modificaciones expresas, que reemplazan las versiones anteriores o con modificaciones tácitas, que solo afectan a los puntos que no se mencionan o no coinciden con el anterior. Dicho esto y tal como se indica en el artículo 737 del Código Civil, «todas las disposiciones testamentarias son esencialmente revocables», por lo tanto al cambiar un testamento existente, puede ser complementario y ambos mantienen su validés, o definitivas.
Es muy importante tener en cuenta que hay que presentarlo en primera persona ante el notario, nadie más puede cambiar o modificar un testamento, incluso se estaría incurriendo en un delito.
Puede darse el caso en que los herederos impugnen un testamento, pero solo lo pueden hacer cumpliendo lo que indica la Ley, respetando la legítima y principalmeente por incapacidad del testador o defectos en la forma de redacción del documento.
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